El proyecto Foragers de Dunne & Raby utiliza el diseño para abrir una nueva perspectiva sobre la importante cuestión de cómo alimentaremos a un mundo de 9 mil millones de personas para 2050, imaginando un posible futuro en el que el problema de la escasez de alimentos inspira una serie de prótesis que permiten a los seres humanos digerir algas, raíces y hojas, esencialmente externalizando nuestros mecanismos gastrointestinales.
El planeta se está quedando sin alimentos: según la ONU, en los próximos cuarenta años necesitaremos producir un 70% más de comida. Sin embargo, seguimos superpoblando el planeta, acabando con los recursos e ignorando todas las señales de advertencia. Es completamente insostenible. Ante este escenario, un grupo de personas deciden tomar su destino en sus manos y construir una serie de dispositivos/prótesis hechos por ellos mismos.
Estos artefactos, unos mecanismos gastrointestinales externos, permiten a los seres humanos digerir algas, raíces y hojas. Utilizan la biología sintética para crear bacterias microbianas del estómago, junto con dispositivos electrónicos y mecánicos, para maximizar el valor nutricional del entorno urbano, compensando cualquier deficiencia en la dieta comercial cada vez más limitada. Son los nuevos recolectores urbanos.
Realmente no hemos valorado el poder de modificarnos a nosotros mismos. ¿Qué pasaría si pudiéramos extraer valor nutricional de los alimentos no humanos utilizando una combinación de biología sintética y nuevos dispositivos digestivos inspirados en los sistemas digestivos de otros mamíferos, aves, peces e insectos?
Dunne y Raby sugirieron la alteración genética total del tracto digestivo humano, junto con el diseño y la adopción de nuevos instrumentos técnicos para obtener alimentos del medio ambiente en general. Posteriormente, el cuerpo humano podría metabolizar una gama muy diversa de nutrientes, desde las ramas de los árboles hasta el estanque lleno de algas.
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